Junco reinventa el paisaje urbano de Gijón en Espejo de miradas

Título crítica: Junco reinventa el paisaje urbano de Gijón en Espejo de miradas
Autor: J.C.Gea
Publicación: La Nueva España 4/10/2008

Ciudad, naturaleza y vivencias se funden en la obra de la pintora en Cornión

El paisaje de la ciudad y la naturaleza urbana, profundamente transformados por la visión subjetiva y los sentimientos derivados de vivencias personales, sustentan la mayor parte de la obra que desde ayer expone en la galería Cornión la pintora Josefina Junco (Arriondas, 1949). Bajo el título «Espejo de miradas», la muestra -que fue inaugurada por el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces- recoge una selección de óleos sobre lienzo de diversos formatos en los que la visión lírica y minuciosa de la naturaleza que caracterizó su anterior muestra en la sala gijonesa, en 2002, sigue presente, pero con una creciente presencia de lo urbano y, como consecuencia, de los elementos geométricos y un rigor compositivo que, en su obra más reciente, deriva hacia una síntesis inédita hasta ahora en la obra de la pintora, y hacia un tratamiento más libre e intenso del color.

Tan llamativa como el largo período transcurrido entre sus dos exposiciones gijonesas es la ausencia de figuras humanas en sus cuadros recientes. Ambos hechos están, por cierto, relacionados, y requieren matices. El cuidado de sus padres ha ocupado buena parte del tiempo y de las energías de Josefina en los últimos años; ha ralentizado el ritmo de su pintura y, finalmente, se ha plasmado en ella de una forma muy íntima y -apunta- «quizá no perceptible para el espectador». No sólo la exposición está dedicada «a mis padres, Josefina y Ramón», sino que también hay piezas como la titulada «Vuelo migratorio (Homenaje a R. J.)» en las que la pérdida de su padre se traduce en un símbolo tan escueto como una cuña de gansos salvajes volando sobre cielo invernizo.

«En realidad, no es que los cuadros estén despoblados; hay personas en ellos, porque están relacionados con momentos concretos de sus vidas y de la mía», explica la pintora. Pero, para el espectador, la mayor parte de su obra en «Espejo de miradas» encuentra una ciudad -Gijón- vaciada de la presencia humana, y sólo poblada por árboles o pájaros, pintados por Josefina Junco con el habitual mimo y la sensibilidad para captar el tiempo detenido en ellos. «Fuera de esos personajes íntimos y míos, el resto me sobraba. Dicho sin ningún desprecio por la humanidad, las figuras me estorbaban: tenía necesidad de despejar las calles, necesitaba soledad para concentrarme en mi mundo de fantasías, para plasmar lo que encuentro y degusto en cada paseo; espacios que modifico, que reelaboro a mi antojo», añade.

El fruto de esa reconstrucción de un entorno habitual se plasma en obras como «Paisaje urbano con palmeras» o «La Plazuela», en las que ha pintado «sin ninguna preocupación por la verosimilitud» rincones como el muelle o la plaza de San Miguel desproveyéndolos de buena parte de sus rasgos reales. La paleta y el tratamiento del color acentúan ese extrañamiento que es reapropiación. «Me apetecía meter colores vivos, color a todo trapo, pasando de la academia y haciendo lo que he vivido como un homenaje al color. No me he respetado ni a mí misma; he ido poniendo colores según construía», explica Josefina Junco.

Junto a esta visión de una ciudad agudamente poetizada, conviven cuadros de menor formato o de acentuada verticalidad en los que la pintora muestra su lado más esencialista, cercano siempre a una sensibilidad más oriental que occidental hacia el paso de las estaciones o la conexión entre la naturaleza y el estado interior. Pero, además, como principal novedad de la muestra, aparecen cuadros de carácter más estricto y constructivo, en los que la naturaleza y la ciudad se reducen a sus elementos más geométricos en pos de lo que la pintora refiere como «un camino de reducción y de síntesis». «Noche en el muelle», el cuadro más reciente, es el mejor exponente de esa nueva y sorprendente etapa de Josefina Junco.