Amanece con bandera verde

Título: “Amanece con bandera verde”
Técnica: Temple s/tabla.
Medidas: 50x130 cms.
Fecha: 1998

La ciudad visible

Título: “La ciudad visible”
Técnica: Temple s/tabla.
Medidas: 50x130 cms.
Fecha: 1998

Regreso II

Título: “Regreso II”
Técnica: Temple s/tabla.
Medidas: 75x90 cms.
Fecha: 1998

Regreso I

Título: “Regreso I”
Técnica: Temple s/tabla.
Medidas: 75x90 cms.
Fecha: 1998

Hacia la síntesis

Título crítica: Hacia la síntesis
Autor: Ángel Antonio Rodríguez
Publicación: El Comercio 31-12-1998

Josefina Junco continúa depurando su impronta estética.

La exposición que presenta estos días Josefina Junco (Arriondas, 1949) en la galería gijonesa Cornión permite contemplar los últimos avances de una pintora directa y sincera que, sin estridencias, trata de evocar instantes casi mágicos. La obra contiene los registros habituales en Junco, que evoluciona día a día llenando la tela con atractivos juegos cromáticos.

Toda la trayectoria de Josefina Junco está marcada por la expresión de un mundo personal que, a través de herramientas esencialmente plásticas, se traduce al espectador sin máscaras ni trucos. Ciertos excesos temáticos y su aparente simplicidad hacen palpitar algunos registros de la obra en los límites de un primitivismo que tiene poco que ver con el naif, pero mucho con la pureza matérica y el análisis de cada trazo.

Así, en su lenta metodología de trabajo la pintora deja correr sus ínfimos pinceles en universos privados y detallistas, que reposan en juegos cromáticos donde las texturas son el verdadero imán de las miradas, al margen de ataduras representativas. El espíritu narrativo de algunas piezas parecen reclamar moderadas lecturas metafisícas, pero el grueso de la obra responde a premisas personales y, ante todo, pictóricas.

Desde que en 1980 empezó a investigar el uso de ceras y tintas de manera autodidacta, Josefina Junco pasó por etapas cercanas al expresionismo, el surrealismo e incluso la abstracción, utilizando frecuentemente témpera y denotando un creciente interés por la austeridad formal. Para ello, solía proyectar al soporte dobles perspectivas que levitaban en varias dimensiones, como pudimos contemplar en anteriores exposiciones públicas de su trabajo -Casa de Cultura de Avilés, Arco 95...- y en su última aparición en Cornión, hace ya tres años.

Tratando de mejorar técnicamente, con un elogiable afán por incorporar novedades a su hábitat iconográfico, Josefina Junco equilibra el óleo y el temple a la goma arábiga para aumentar los efectos de las superficies y enriquecerse en el estudio de tonalidades y empastes, haciéndose cómplice del tiempo, el espacio y la nostalgia de su infancia.

En esta ocasión los guiños paisajísticos le sirven para penetrar en el estudio de diversas perspectivas, bajo sólidos principios constructivos donde el dibujo se torna más depurado que nunca. En muchas piezas, los elementos vegetales dan título a las obras, llenando el soporte de gamas, lineas y manchas capaces de convivir con el espectador. En otras, más líricas, apuesta por la inmensidad del mar, concebido casi como arquetipo y salpicado de figuras que colaboran en la dinámica de cada cuadro. Bodegones y playas despliegan, finalmente, un abanico de recursos más amplio que antaño; una amalgama de soluciones que vibran al son del color, principal estrella del conjunto. Josefina Junco, sin duda, ha renovado su entusiasmo en este nuevo viaje hacia la síntesis.

Josefina Junco

Título crítica: Josefina Junco
Autor: José Antonio Samaniego
Publicación: La Nueva España 27-12-1998

Josefina Junco (Arriondas, 1949) expone desde el pasado 18 de diciembre obra de los últimos tres años en la galería de arte Cornión. Profesora de Lengua y Literatura Española en el Instituto Doña Jimena de nuestra ciudad, Josefina Junco alterna sus clases con la pintura y ha logrado hacerse un sitio entre los pintores asturianos desde que empezó a exponer en 1980.

Bueno es que haya entre el profesorado ésta u otras actividades públicas de interés general en el terreno de la cultura, pues ello significa prestigio para la escuela pública y beneficio para el alumnado, a quien tanto le cuesta ver a sus profesores con más amplios perfiles, actuando fuera del aula. Josefina Junco pinta de ordinario al temple sobre tabla, añadiendo a veces el óleo para algunos efectos. Sus cuadros ofrecen, por ello, un aspecto rugoso y compacto de color seco. Maneja la pintora varios registros, en oleadas de pocas obras.

Del año 1996 presenta cuatro bodegones. El «Bodegón rosa» opera del rojo al rosado en frutas, mantel y fondo: el contraste entre las frutas redondas (frutero blanco y vaso casero de licor) y los cuadradillos del mantel le da un aire trascendente. Pero me fascina más «Esplendor de invierno H», tal vez por su fondo azul profundo, con esos árboles casi animados como bailarinas, ese sol que luce sin calentar, y los pájaros del primer término como medida del espacio y prueba del silencio. Entre las obras del año 1997 destaco aquellas en que la pintora canta la presencia de la naturaleza más humilde, las manzanas rojas en el árbol, las flores efímeras de los prados de Asturias («Manzano», «Cri, cri» ). Especial intensidad ha conseguido en su canto al llantén y al gamón, tan humildes y desconocidas que muchos acabamos de aprender sus nombres en los títulos de la muestra: «Gamón» (Noche de Abril).«Llantén» (Noche de mayo) . Le va la noche y su ambiente a esta pintora. Del año 1998 hay dos obras « Amanece con bandera verde» y «La ciudad visible», bien diferentes a lo anterior, dos vistas sobre la playa de San Lorenzo desde lo alto y desde el mar, subrayando en escuetas bandas de color la concha que define el corazón de la ciudad. Una cosa me atrevo a pedirle a Josefina Junco: que, si es posible, pinte más.

Catálogo de la exposición Josefina Junco - ESTELAS

CRÍTICAS Hacia la síntesis. Ángel Antonio RodríguezPublicación (El Comercio) Josefina Junco. José Antonio Samaniego (La Nueva España)
"Para ser artista hay que captar y transponer la experiencia en recuerdo, el recuerdo en expresión, la materia en forma". "Necesidad del arte" de ERNST FISCHER "Estelas" ha sido concebida como una muestra de la última creación de Josefina Junco, en la que se presenta un friso de composiciones entrelazadas entre sí, según unas afinidades temáticas, compositivas, evolutivas y cromáticas de las que surge una sintonía estética y existencial. Toda obra de arte contiene pasión que ha sido sometida al servicio del Arte: la tensión y la contradicción dialéctica inherente en la obra presentada imana, no tanto de una experiencia intensa de la realidad, como de la construcción de ésta a través de la objetividad. El libre juego artístico de elementos más o menos cotidianos tomados como motivos en la pintura de Josefina Junco es el resultado de una decisión estilística, concebida no sólo para confirmar la utilización del color, sino también para exponer un contenido filosófico especial que está equilibrado con los temas elegidos. Asípues, no se trata solamente de revelamos la existencia y la realidad de los objetos, como de interesamos en las relaciones creadas entre ellos, y susceptibles de excitar nuestra imaginación; objetos en sí mismos metafóricos y por ello sugerentes como la palabra, pero pese a todo no símbolos que nos desvelen el misterio. No todos los objetos estimulan el interés de la pintora y pueden acceder a su juego compositivo: la iconografía de Josefina Junco es bastante estable. Le gustan mucho las flores, las casas, los árboles, el mar, la luna, las sombras... y en cada ocasión, establece un tono de diálogo distinto con ellos. El uso que hace del color deriva directamente de la diferenciación cramática realizada mediante el estudio de una amplia gama de todos los colores con sus posibilidades evocadoras, y a través del cual ilumina una realidad más que reflejarla. El compromiso equilibrado entre el rigor meditado y la emoción viva y espontánea de la obra expuesta nos penetra, no mediante la identificación pasiva sino estimulando la contemplación activa. La convergencia estética entre las calidades cramáticas y las depuradas formas, así como una meditada estructuración, confieren a la obra de la pintora una pulsión musical que queda como estela rítmica en nuestros ojos. Sirva esta instantánea de prólogo a la exposición que se ofrece como una partitura abierta. Concha Junco Quesada. Madrid,1998