Catálogo de la exposición GIJÓN SUR-MER


CRÍTICAS: Colectivas de Navidad: adiós al batiburrillo de aficionados. Rubén Suárez (La Nueva España) Color, forma y luz de Gijón coinciden en una muestra que representa la pintura.. Paché Merayo (El Comercio) Horizonte Sur-Mer. Eduardo Galguera (La Voz de Asturias) El arte de Gijón Sur-Mer. Juan Carlos Gea (La Nueva España ) PRESENTACIÓN Son habituales en las galerías de arte, por estas fedlas, la organización de exposiciones Colectivas de Navidad, utilizando obras de pequeño formato con un sentillo comercial escrupulosamente adaptado al tiempo navideño. Nunca más lejos de nuestra intención ese tipo de muestras. La exposición que ahora ofrece Cornión presenta a una serie de artistas asentados en Gijón, cuyos trabajos discurren por caminos bien distintos bajo el punto de vista formal, a los que unifica el resultado final, la creación y el desarrollo de la actividad plástica. Desde finales del siglo pasado hasta hoy son varias las generaciones de pintores que han trabajado entre nosotros y hemos elejido a quienes se nos antojan mas representativos, con inevitables pero mínimas ausencias. Gijón ha sido y es tierra de promisión para la pintura y el arte. Así lo demostramos reuniendo la presente y atípica muestra, tanto por la temática como por el propio y saturado montaje, para la que hemos encontrado un nombre: GUON SUR-MER. Amador Fernández UN SALÓN DE NAVIDAD INFORMAL Y ANÁRQUICO Los nombres bien elegidos definen y aclaran. "Gijón-sur-mer", en este sentido, es una acertada manera de denominar un conjunto de cuadros que no tienen entre sí otra relación que estar vinculados de modo directo, indirecto o circunstancial a las formas, colores, iluminaciones o espacios gijoneses. El tiempo en que la muestra tiene Iugar, y algunos de los nombres que en ella figuran, trae a la memoria los salones de Navidad y otras exposiciones semejantes que aquí se llevaron a cabo cuando terminaba la década de los años cuarenta y comenzaba la de los cincuenta. Es una sorpresa agradable en ese contexto ver reaparecer a José Luis Suárez Torga, pintor gijonés en cierto modo olvidado, de quien se expone un delicado trabajo a la cera, donde el muelle local y sus gentes se alzan con el protagonismo. Junto a-Suárez Torga están el Camín inicial, con uno de sus cuadros donde la antigua fábrica de gas condiciona con su volumen el espacio, y también el Antonio Suárez de los primeros tiempos, enfermiza- mente sensible a las delicadezas del color. También Piñole participó en aquellos lejanos eventos, porque su veteranía magistral no iba acompañada del desdén hacia los jóvenes, y por eso tiene sentido la presencia de un dibujo suyo muy significativo, que evoca la playa gijonesa a través de una figura de mujer que lleva consigo todo el encanto de "la Belle Epoque". Lo incómodo de citar algunos nombres concretos al referirse a una exposición en la que el censo de participantes es amplísimo se centra en la inevitabilidad de caer en la injusticia imdeseada. El espacio es poco y los participantes muchos, ,de modo que no hay posibilidad de ir citando uno a uno a cada pintor con una leve referencia a las obras que muestra. La limitación debe ser aceptada, aunque ello no puede ser óbice para señalar que este anárquico conjunto resulta a la vez alegre e instructivo. Son muchos los modos de hacer que se nos ofrecen, y muy variadas las sensibilidades de los pintores que participan, todos ellos unidos por la proximidad de la convivencia, y todos ellos diferentes cuando llega el momento de construir un cuadro. Faltan, evidentemente, artistas que trabajan en Gijón, pero incluso no olvidando esas ausencias, lo que tenemos ante los ojos es una constatación de que en Gijón, en Gijón-sur-mer, la pintura sigue viva. Debería convertirse en tradicional a través de la repetición este salón de Navidad sin retórica ni convocatoria. Lo significativo no tiene que ir acompañado necesariamente por la solemnidad. F. Carantoña